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Yo también soy parte del problema
Yo también soy parte del problema
Por Pepe García
Este fin de semana se me acabó la batería y una amiga me pidió un Uber para regresar a casa. Traía algunos mezcales encima y, para no variar, me quedé dormido durante el viaje. Llegando a mi destino, el conductor del Uber me despertó y ya, llegué sano y salvo a casa, fin de la historia.
Pero desafortunadamente esa no es la historia de las mujeres. La historia de las mujeres es radicalmente distinta.
Una situación como ésta, le puede costar la vida a una mujer, a muchas o a cualquiera, como a Mara Castilla. Si algo me hubiera pasado a mí, y hubiera sido mujer, como Lesvy Osorio, muchos y muchas -incluyendo las autoridades- pensarían que fue mi culpa. ¿Pero saben por qué me expuse a semejantes riesgos -además de por idiota? Porque afortunadamente nunca me ha pasado algo malo. Jamás me han acosado o han tratado de abusar de mí. Porque, generalmente, no vivo con miedo. Porque estas cosas no le pasan por la cabeza a los hombres, porque nunca -o casi nunca- nos pasan a nosotros; por las mismas razones mencionadas en este audio hecho a partir del texto “Este mensaje es sólo para hombres”, narrado por su autor, Daniel Moreno. Simplemente porque soy hombre.
Por el contrario, las mujeres dejan de sentirse seguras ante muchísimas situaciones, en cualquier lugar; porque las atacan, porque las matan. ¿Y saben qué es terrible?, que está normalizada la violencia de género en sus muchísimas expresiones. Y si de ello no nos damos cuenta, no levantamos la voz y no actuamos en consecuencia, nosotros somos parte del problema.
Esta semana vimos la siguiente leyenda en los muros de Facebook de muchísimas mujeres:
Me too.
If all the women who have been sexually harassed or assaulted wrote “Me too.” as a status, we might give people a sense of the magnitude of the problem.
#metoo
Yo también.
Si todas las que han sobrevivido a un acoso o asalto sexual lo indicaran en su estatus en Facebook, le daríamos a la gente una idea del tamaño del problema.
#yotambién
Me perturbó profundamente. No porque lo lea del muro de mis amigas, esposa, madre, suegra, abuela, hermana, hija, como normalmente repiten los discursos -aunque a veces bien intencionados- heteropatriarcales (ver este vídeo, por ejemplo, tomado del muro de Nacho Progre, cuenta obligada por si todavía no la siguen). Me duele porque son la gran mayoría -o muy probablemente la totalidad- de las mujeres que conozco, y de las que no conozco… de todas. Pero eso ya lo sabía. Yo también soy parte del problema.
Y si no les suena ninguna campana, acá les dejo este duro quiz: ¿Eres parte del problema de acoso contra las mujeres? (vía Mireya González, @buzzfeedmexico)
Creo que un primer paso para dejar de ser parte del problema es reconocer que existe la violencia de género, pero también que existe dentro de uno, es decir, reconocerse como parte del problema, como parte de quienes la normalizamos y muchas veces replicamos. No es fácil, está muy arraigado, muchas veces se manifiesta de manera muy velada, otras tantas es tan evidente que hasta nos cuesta verlo, otras nos cuesta admitirlo. Pero no hay que dejar de luchar por traerlo a la conciencia -tanto a la individual como a la colectiva, por visibilizarlo, por denunciarlo y no normalizarlo. Creo que se puede empezar por eso.
Pepe
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