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Sofía paga las cuentas en su primera cita
Sofía paga las cuentas en su primera cita
Por pepe garcía
Sofía siempre paga las cuentas en su primera cita. Dice que es una bandera que la ayuda a comunicar el tipo de persona que es y el tipo de pareja que puede ser. Es tanto como cuando un hombre te abría la puerta del carro, reflexiona. Antes -aunque en muchos casos todavía- un hombre te abría la puerta porque en nuestra sociedad heteropatriarcal se supone que los hombres deben ser atentos y caballerosos, y asumir así el papel de protector de las mujeres. “No hay mujer que se resista a los detalles de un hombre caballeroso”, le decía a Sofía su abuela. Y eso es justo lo que ella hace: Manda una señal de cómo deben ser las mujeres hoy, según su particular formación feminista.
Paga porque no le gusta que le inviten nada, porque siente que cuando la otra persona paga, generalmente es un acto de poder y no de generosidad. Entonces, en ese caso, no le gusta recibir. Además, dice que no le gustaría que por el hecho de que le paguen la cuenta, el otro sienta que su poder relativo aumenta o que sus posibilidades con ella mejoran, como si fuera una situación basada en la idea de “quien paga, manda”.
Por otra parte, dice que para eso -afortunadamente- es autosuficiente, para no tener que depender absolutamente de nadie, y me recuerda justamente el ensayo de Virginia Woolf, A Room of One’s Own (Una habitación propia). Nunca espero que nadie, absolutamente nadie, pague algo por mí. Nunca, nadie, nada, enfatiza. Además, dice, siempre es mejor dar que recibir.
Adicionalmente, pagar la cuenta le permite leer mejor quién es la persona con la que salió. Se fija con atención en cómo reacciona su date ante el hecho de que ella pague toda la cuenta y trata de descifrar hasta qué punto su orgullo heteropatriarcal se manifiesta o no. En su caso, se fija cómo negocia su date, si busca dividir la cuenta en dos partes iguales, si sugiere que cada quien pague lo que consumió, si propone que cada quien pague de manera alternada, etcétera. Es un gran casting, asegura.
Finalmente, si le gustó el tipo y pasa la prueba de la cuenta, le dice: tú invitas la que sigue.
“No hay hombre inteligente que se resista a las acciones de una mujer empoderada”, asegura Sofía.
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