Hace un año exactamente, un poco antes de estas fechas, nos enteramos que en menos de 40 semanas aterrizarías en este mundo y, sin mucho preámbulo, el doctor nos confirmó que eras mujer.
Al saber tu género me emocioné mucho, pero también sentí miedo, porque a pesar de no saber qué va a suceder en el futuro (sinceramente espero sea mejor que el presente), estoy consciente de los retos que implica ser mujer hoy. Te gestaste y naciste en un año complejo, rudo y con un sinfin de altibajos, sin duda llegaste en el mejor momento.
Quiero confesarte que tienes una mamá desobediente y rebelde, que le gusta ir contra corriente y romper paradigmas, que se ha cuestionado incluso sobre la educación que recibió y a ha decidido deshacerse de algunas creencias o ideas que se le inculcaron desde pequeña y en su momento las sintió y vivió como verdades absolutas.
Quiero explicarte, Rafaela, que el enemigo del feminismo no son los hombres, sino el patriarcado y el sistema que nosotros incluso como mujeres alentamos. Siéntete orgullosa de tener un papá que también ha roto paradigmas, que ha desafiado sus propias ideas y crianza, para acercarte un poco más a la equidad.
Sinceramente, Rafaela, espero que tú también te cuestiones, que leas, que busques tus propias respuestas, que rompas paradigmas, que formes tus propias definiciones, que por ti misma decidas qué te gusta y qué no, que sepas poner limites, que te perfores o no los oídos porque te da la gana, no para demostrar que eres mujer.
También espero, Rafaela, que agradezcas tu realidad, que estés consciente de todo lo que ha tenido que suceder para yo haya tenido la libertad de parirte a mí manera sin violencia y a mis tiempos, bajo mis decisiones, de amamantarte orgullosamente en cualquier lugar porque tienes hambre, de trabajar y llevarte porteada a todos lados porque puedo. Porque hoy podemos votar por nuestros derechos, emprender, divorciarnos, vaya, incluso porque hoy me puedo vestir como mejor me place. Espero que entiendas que estos logros que parecieran obvios y naturales son el producto de una lucha y de no tener miedo a incomodar o desafiar inclusive a mis propias ideas. A ti también te toca seguir luchando...
Deseo de todo corazón, Rafaela, que seas feliz, que tu primer NO sea el único, que nadie te robe tus sueños, que no camines con miedo, que nadie te diga que no puedes, que seas libre, pero también te pido que seas consciente, empática y que practiques la sororidad, que seas humana y humilde sin dejar de ser valiente, que aprendas a escuchar pero sientas la confianza de alzar la voz y compartir tus ideas, que seas justa y amorosa.
Todos los días son 8 de marzo, Rafaela, que jamás se te olvide.
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