Esta época de frío restablece las defensas naturales de tu piel.
Si te gusta cuidar tu piel seguramente sabes acerca de las defensas naturales y de la barrera protectora que evita factores como la radiación, la contaminación, las bacterias , la suciedad y las toxinas pasen. Cuidar la barrera protectora es necesario para tener una piel sana, es necesario humectarla, hidratarla y detectar si tienes piel sensible o hiperreactiva.
Esta barrera se conforma por los dos niveles superiores de la epidermis. El inferior se llama estrato córneo y está compuesto por entre 15 y 20 capas de células cutáneas muertas, junto con la ceramidas y ácidos grasos libres, incluido el colesterol. El nivel superior es una capa fina y ligeramente ácida compuesta por sebo y sudor, a esta capa se le conoce como manto ácido.
Los factores más comunes para dañar esta barrera natural son: La edad, el clima, productos químicos agresivos como detergentes, hidratación inadecuada y duchas con agua caliente. Una barrera dañada puede producir una serie de problemas como: Piel sensible, mayor irritación, inflamación y enrojecimiento. Mucho cuidado que utilizar productos ácidos o esteroides pueden adelgazar la piel y evitar que la barrera se recupere.
Posiblemente en estos momentos te estás preguntado, ¿Cómo sé que mi barrera protectora no está sana o se encuentra dañada? Una barrera protectora dañada, se deshidrata. A esto se le conoce como pérdida de agua transdérmica y es evidente cuando la piel permanece seca y deshidratada, aunque nos apliquemos cremas corporales. Esta es una clara señal de que necesitamos productos adecuados para cuidarla.
Tal vez eres de esas personas que han notado que algunos productos te hacen daño. Probablemente tu piel sea reactiva y esté propensa a la irritación. Si tu piel se descama o tiene manchas rojas, esto indica que está reaccionando a los irritantes en tu entorno como el polvo o la contaminación.
Curar una barrera dañada requiere tiempo y dedicación pero no te preocupes te dejamos unos pequeños tips para restaurar tu barrera protectora:
Evita astringentes intensos. Aléjate de aquellos productos que contengan alcohol y ácido salicílico.
No utilices productos limpiadores espumosos. Tenemos la falsa creencia de que los productos que hacen demasiada espuma son mejores y limpian más. Esto es falso. De hecho, un producto que genera demasiada espuma puede contener parabenos y sulfatos que podrían irritar tu piel e incluso desbalancear tu pH natural.
Utiliza cremas para pieles delicadas, hiperreactivas o sensibles. Si has notado algunas de las características mencionadas anteriormente en tu piel, es necesario que modifiques lo que utilizas para su cuidado. Existen líneas como Sopharma pH5 que cuentan con productos ideales para las pieles sensibles, estresadas o con tendencia atópica; de hecho, cuentan con un tarro de crema sólida efecto mate ideal para cara y cuerpo que ayuda a regenerar y reestablecer las defensas naturales de la piel dejándola suave, protegida, humectada, con más elasticidad, en óptimas condiciones y notoriamente reparada.
Hidrátate. Una piel sana viene de adentro, lo que significa que hay nutrientes clave que pueden ayudarte. Nunca equilibrarás la humedad de tu piel si estás deshidratada, así que asegúrate de tomar suficiente agua.
Ingiere ceramidas y ácidos grasos. Nuestra piel necesita de ciertos nutrientes que son mucho más eficaces cuando se ingieren; las ceramidas y los ácidos grasos se pueden tomar vía oral, lo que ayudará a que la piel se regenere desde adentro hacia afuera. Los ácidos grasos son antiinflamatorios, así que son excelentes para calmar malestares como descamación y ardor. Añade a tu dieta pescado, semillas y aceites vegetales, estos restaurarán los lípidos a nivel celular.
Con estos consejos lograrás mejorar la apariencia de tu piel desde adentro.
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